Creímos ser únicos en el universo,
porque así la Biblia lo había insinuado,
pero en esto mucho se ha equivocado,
y hoy pensamos ya de un modo diverso.
Algún demiurgo, enemigo perverso,
con esa idea nos había engañado,
pues quería que dejásemos de lado
al Creador, del que él es muy adverso.
Pero en la Segunda Revelación
aparecieron unos visitantes
que nos dieron puntual información
de que en muchos planetas muy distantes
y a todo lo largo de la creación
habitaban otros seres pensantes.