El rock a la música la pervierte
porque tras el rock se esconde el maligno,
y a escuchar sus gritos no me resigno
pues lo berrean demasiado fuerte.
Sus cantantes corrieron triste suerte
y tuvieron un fin muy poco digno
pues su trato con las drogas fue indigno
y acabaron con vergonzosa muerte.
El rock asesina la melodía
y la delicadeza y la emoción
y se canta con desesperación.
El rock no es ningún canto de alegría,
y con él la música acabó.
¿Y el pobre rockero? Se suicidó.